jueves, 4 de febrero de 2010

Sr. Asca De Torres

- ¿Quién tenemos hoy?
- A la señora De Torres.
- ¿La señora De Torres? ¿La de...?
- Sí, esa.
- Bueno, vamos allá. - y el doctor se dispuso a atender a la paciente con profesionalidad.

Abrigo de piel, pendientes de perlas que hacían que los lóbulos de sus orejas se balancearan más de lo necesario, bolso bien encajado en la axila y tacones bajos. Así se presentaba siempre. De buena familia y de buen ver, aun entrada en años. Se desnudaba con delicadeza, depositando cada complemento en el lugar adecuado para ello. Los tacones, la falda de tubo, la camisa, las medias, el sujetador, las bragas... Y toda la habitación se inundaba de tal hedor que parecía increíble que proviniese de ella. Tomaban las radiografías. De espaldas, de frente. "Levante los brazos". Y los levantaba con movimientos suaves, con ese pudor que hace a las mujeres de antaño tan irresistibles y femeninas. "Ya está. Puede vestirse (gracias a Dios)".

-Tienes que hacer algo - suplicaba el doctor al técnico de rayos.
-¿Qué quieres que haga?
-Díselo de un modo sutil, una indirecta, no sé...
-Está bien, ya se me ocurrirá algo la próxima vez.

La semana siguiente regresó la señora De Torres y se le realizaron las radiografías correspondientes.

-Veamos... - el técnico miraba al trasluz los huesos y entresijos de aquella singular dama de terrorífico olor - No han salido bien del todo... La densidad de la piel no permite distinguir bien los cartílagos de los huesos y sus articulaciones.
-¿Qué le ocurre a mi piel? - preguntó ella preocupada.
-Oh, tranquila, esto tiene fácil solución. Necesitamos que el próximo día venga recién duchada. Pero, justo recién duchada con agua muy caliente, lo que provocará que la circulación se acelere y la piel se oxigene, aumentado su elasticidad. Así las radiografías se verán mucho más claras.

Un rubor exagerado cubrió el rostro de la mujer. Ni el más tímido adolescente delante de la chica de sus sueños hubiera superado aquel rojo en sus mejillas. Bajó la mirada avergonzada.

-Sé a lo que se refiere, pero es que a mi marido le gusta así.

4 comentarios:

jota dijo...

qué bueno

Cristina Marí dijo...

ala...

Guybrush dijo...

Señoras que no saben hacer otra cosa que no sea complacer a sus maridos.

Isabel Beldad dijo...

no puedo contigo