viernes, 11 de diciembre de 2009

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A los gordos no se les pregunta: ¿Y tu porqué estas tan gordo? No se les dice: ¿Sabes? Me he dado cuenta de que eres obeso.

¿Porqué todos creen tener derecho a opinar sobre mi silencio, en mi cara?

No comprendo la omnipresente obligación de entretener al prójimo. Esa manía colectiva al silencio.

3 comentarios:

Fran Avilés dijo...

¡Calla y baila!

Cristina dijo...

Hay una frase que dice algo así como:"no hay mejor reflejo de que existe confianza entre dos personas cuando ambas pueden estar en compañía y en silencio sin incomodarse"...

Pienso igual que tú, pero supongo que a veces la curiosidad por la otra persona nos hace querer hablar. Lo malo es cuando se habla por no estar callados, eso es una tontería.

Anónimo dijo...

a mí me gusta mucho hablar todo el tiempo